El otro día, mientras cerraba las ventanas para que la
lluvia no mojara el interior de mi casa, me puse a pensar en el efecto que
tiene el clima así para los Acapulqueños
Después de días de intenso calor, donde hasta caminar a la
tiendita de la esquina produce litros severos de sudoración, unos cuantos días de
lluvia no caen nada mal.
Algo completamente tradicional es preparar un rico atole o
chocolate ya entrada la noche, y cualquier abuelita puede dar fe de esto. Si
hay suerte también se acompaña con un delicioso bolillo de leña. Y digo si hay
suerte porque con estas lluvias lo que brilla por sus ausencia son los bolilleros.
Ya entrados en materia y sentados a la mesa disfrutando de
sus alimentos, cabe hacer uso de alguna anécdota clásica, como el nacimiento de
alguno de los hijos o las mil y un situaciones adversas que tuvieron que vivir nuestros
abuelos o padres cuando “no había tantas cosas como ahora”. También es el marco
perfecto para que los padres hagan
preguntas incomodas a los hijos, tales como: “¿y con quien estas saliendo
actualmente? O la clásica: “¿y que dice la/el novi@?”.
Dependiendo de la infraestructura de su hogar, usted podría estar
disfrutando de esta adorable velada en la comodidad del interior de su casa, o podría
estar escuchando las historias mientras es su turno de sacar el agua que se metió
por aquella ventana que nadie usa pero parece específicamente diseñada para
permitir el acceso de agua.
No olvidemos mencionar a aquellas colonias a las que apenas les llego el agua (por que como siempre, nunca hay) y tuvieron que lavar el mismo día que cayó la tormenta. Por lo tanto el interior de la casa se volvió el patio, pues hay tendederos con ropa húmeda por aquí y por allá. Y aguas con pasar por donde está la blusa favorita de alguien, porque se inicia una batalla campal dentro del hogar por “la falta de cuidado al caminar.”
Y dígame usted si estas lluvias no son el pretexto ideal
para unir a las familias, pues bastan unas horas de precipitaciones para que
las calles de nuestro bello puerto queden inundadas, lo que imposibilita andar
en las calles a menos que de plano no se puedan librar de compromisos laborales
o sociales.
Así pues, estas lluvias a nadie le son indiferentes, si usted es de los afortunados que pueden disfrutar
de su atole bien caliente, felicidades! Forma parte de los muchos Acapulqueños
que así lo hacen, así que relájese y disfrute!