05 julio 2013

Atolito caliente para el alma



El otro día, mientras cerraba las ventanas para que la lluvia no mojara el interior de mi casa, me puse a pensar en el efecto que tiene el clima así para los Acapulqueños

Después de días de intenso calor, donde hasta caminar a la tiendita de la esquina produce litros severos de sudoración, unos cuantos días de lluvia no caen nada mal.

Algo completamente tradicional es preparar un rico atole o chocolate ya entrada la noche, y cualquier abuelita puede dar fe de esto. Si hay suerte también se acompaña con un delicioso bolillo de leña. Y digo si hay suerte porque con estas lluvias lo que brilla por sus ausencia son los bolilleros.

Ya entrados en materia y sentados a la mesa disfrutando de sus alimentos, cabe hacer uso de alguna anécdota clásica, como el nacimiento de alguno de los hijos o las mil y un situaciones adversas que tuvieron que vivir nuestros abuelos o padres cuando “no había tantas cosas como ahora”. También es el marco perfecto para que los padres  hagan preguntas incomodas a los hijos, tales como: “¿y con quien estas saliendo actualmente? O la clásica: “¿y que dice la/el novi@?”.

Dependiendo de la infraestructura de su hogar, usted podría estar disfrutando de esta adorable velada en la comodidad del interior de su casa, o podría estar escuchando las historias mientras es su turno de sacar el agua que se metió por aquella ventana que nadie usa pero parece específicamente diseñada para permitir el acceso de agua.

No olvidemos mencionar a aquellas colonias a las que apenas les llego el agua (por que como siempre, nunca hay) y tuvieron que lavar el mismo día que cayó la tormenta. Por lo tanto el interior de la casa se volvió el patio, pues hay tendederos con ropa húmeda por aquí y por allá. Y aguas con pasar por donde está la blusa favorita de alguien, porque se inicia una batalla campal dentro del hogar por “la falta de cuidado al caminar.”

Y dígame usted si estas lluvias no son el pretexto ideal para unir a las familias, pues bastan unas horas de precipitaciones para que las calles de nuestro bello puerto queden inundadas, lo que imposibilita andar en las calles a menos que de plano no se puedan librar de compromisos laborales o sociales.

Así pues, estas lluvias a nadie le son indiferentes,  si usted es de los afortunados que pueden disfrutar de su atole bien caliente, felicidades! Forma parte de los muchos Acapulqueños que así lo hacen, así que relájese y disfrute!