05 enero 2014

Crónica de un dia de reyes



Desde hace ya algunos meses, la televisión se ha encargado de saturar la mente del niño con juguetes en grandes variedades, desde figuras de acción, robots que te ofrecen su amistad, hasta los clásicos juegos de mesa que no pueden faltar en ninguna infancia. De entre tantas opciones, el niño deberá escoger la mejor de acuerdo a sus gustos y redactar una carta con la petición lista para los reyes magos.

Desde hace ya algunos meses, los padres saben que se acerca el seis de enero, por lo tanto, deberán entrar en esa personalidad secreta de la que nadie habla, pero que todos saben, tendrán la noble misión de convertirse en reyes magos. Los padres se encuentran ya algo gastados por las festividades de navidad  y año nuevo, sin embargo la agenda aun marca una fecha pendiente que ha de cumplirse.

El niño, con inocente sutileza se ha encargado de expresar constantemente cual ha sido el juguete de su predilección, pues se la pasa hablando sobre cierto dinosaurio-robot escupe fuego que ya incluye las baterías. Mientras  tanto los padres, como quien no quiere la cosa, se han ido encargando de corroborar donde pueden conseguir dicho juguete  y en cuanto saldrá el “chistesito”.

Por fin llega la víspera del seis de enero; el niño, con total seguridad ha elegido cuál será su juguete de este año (El dinosaurio-robot escupe fuego, con baterías incluidas) y ha redactado una carta bastante benévola con su persona, después de todo, solo se trata de incluir lo bien que se ha portado, no hablar de sus múltiples travesuras. Dicha carta ha sido colocada en el arbolito correspondiente junto a un zapato escolar algo gastado.
La parte correspondiente al niño ha terminado y solo le queda esperar al dia siguiente para que la magia se vuelva realidad, y el deseo de su carta se convierta en un juguete real. (un dinosaurio-robot escupe fuego, con baterías incluidas)

Los padres saben que debieron haber comprado dichoso el dinosaurio-robot escupe fuego con baterías incluidas desde hace ya varios días, pero sus múltiples actividades (fiestas) no les han permitido cumplir con esa tarea; además, saben que el niño es muy curioso, y un dinosaurio-robot escupe fuego con baterías incluidas puede ser fácilmente encontrado escondido en cualquier rincón de la casa. De modo que la situación se torna tensa, pues los padres disponen de esa noche para conseguir el tal mencionado juguete.

Una vez que el niño se ha ido a la cama, toca a los padres cambiar el automóvil por un camello, un caballo y un elefante, para transportarse mágicamente hasta donde puedan encontrar al dinosaurio-robot escupe fuego con baterías incluidas y regresar rápidamente a colocarlo debajo del arbolito, para posteriormente descansar y dormir profundamente hasta el día siguiente… o al menos esa es la idea.

La realidad resulta menos simple, pues desde que salen de casa, notan que no son los únicos que han dejado la noble tarea para última hora. Las calles lucen abarrotadas a pesar de ser mas de las diez de la noche; han pasado ya por varios centros comerciales y en todos resulta que el dinosaurio-robot escupe fuego con baterías incluidas se ha agotado. Parece que se ha convertido en un juguete muy popular últimamente.

Finalmente, después de un par de horas de soportar tráfico y un bullicio de padres desesperados, logran dar con los últimos ejemplares del juguete, mismo que costara el equivalente a dos semanas de despensa para el hogar. Regresaran a casa después de medianoche, donde el niño duerme inocentemente sin darse cuenta de que la magia a veces requiere un poco de sacrificio de parte de más personas. Acomodaran el juguete (un dinosaurio-robot escupe fuego con baterías incluidas) en la posición más conveniente y por fin podrán ir a descansar. La parte correspondiente a los padres ha concluido, y solo queda esperar al amanecer para ver como su esfuerzo les brinda una gran satisfacción.

La mañana del seis de enero, el niño se levantara muy temprano y con mucha emoción, pues sabe que la magia de los reyes magos ha surgido efecto y debajo de su arbolito espera un juguete muy especial para él; nada menos y nada más que el famoso dinosaurio-robot que puede escupir fuego, y además incluye ya las baterías! Por lo que está listo para jugarse.

El niño sale a toda prisa de su habitación y su emoción se convierte en un grito a todo pulmón.
Los padres se despiertan con aquel grito, pero sin asustarse, pues saben que lo produce el niño que ha visto su regalo.

Ahora los tres se encuentran reunidos en el arbolito, y mientras el niño juega feliz con su dinosaurio-robot escupe fuego con baterías incluidas, el cual le han traído los mismísimos reyes magos, los padres se sienten felices de haber podido brindarle a su hijo semejante dicha y sobretodo, de haberle mostrado lo real que puede ser la magia en ocasiones.

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