01 septiembre 2020

Un año más

 Cuando me preguntaban de niño: “¿Qué quieres ser de grande?”, mi respuesta nunca era “de docente”. De pequeño andaba yo volando por los aires queriendo ser piloto aviador, volando un A10 o un F14 al más puro estilo Top Gun… pero esa es otra historia.

Creo que una de las razones por las que (casi) ningún niño quiere ser docente es porque muy poco se comenta sobre esta labor. La gente no resalta la importancia que tiene un profesor no solo en la vida de un alumno a temprana edad, sino en la formación profesional de los jóvenes que estudian una carrera

Poco se hace mención a la similitud que existe entre un actor y un docente. En ambos casos se tiene que ensayar el espectáculo que vas a dar, debes prepararte, equivocarte, mejorar y a veces te tomas mucho tiempo ensayando para algo que dura apenas unos minutos. No importa si bajo el escenario (fuera del salón) hay problemas personales o si ese día no te sientes de la mejor manera, pues sabes que “el show debe continuar”. Al estar en el escenario (frente  a grupo) debes (intentar) dar tu mejor cara y hacer tu mejor espectáculo, día a día y hora a hora.

En mi caso, al andar medio perdido por el mundo sin rumbo aparente, creo que la docencia me eligió y no al revés. Agradezco el haber tenido una excelente formación universitaria y el haberme incorporado rápidamente a un trabajo.

Es justamente ese trabajo el que me tiene escribiendo estas líneas. Hoy (Sept. 1) se cumplen seis años de laborar en la misma institución, de haber conocido generaciones y generaciones de alumnos a los cuales veo evolucionar con el paso de los semestres. Ha sido un buen trabajo que ha tenido buenos y no tan buenos momentos.

Este año, ante la pandemia y los cambios, nos enfrentamos a la incertidumbre. Clases virtuales, clases en línea, videos dando clase. ¿Serán cambios para bien? Si alguien en los altos mandos considera que unos cuantos videos pueden ser suficientes para dar un curso ¿volveremos a las aulas? Que frágil parece ser la estabilidad en ocasiones; que incierto parece ser el futuro algunos días.

Felices seis años a mi…


 

19 agosto 2020

Una tarde lluviosa

Un haz de luz ilumina el patio donde me encuentro platicando. Aun aplico lo que me enseño mi mamá hace muchos años y cuento los segundos que pasan desde el destello hasta escuchar el ruido del trueno.

Uno… dos… tres… cuatro… BROOOMMM!

Ese ruido majestuoso, potente e intimidante que por una fracción de segundo opaca a cualquier otro sonido que se pueda escuchar. Al tiempo que se escucha el trueno, una mancha negra y blanca cruza el patio. Parece que al gato no le gustó tanto el ruido, y corrió quien sabe para dónde.

Nos movemos del patio (no nos vaya a agarrar el agua) y nos ponemos a cubierto a seguir con la plática. En minutos, llega una corriente de aire fría y poco a poco llega el petricor, aroma tan caracteristico que vaticina a la lluvia.

Mi abuela tan precavida como toda su vida ha sido, coloca tambos para que se llene con la lluvia. Es un regalo –dice ella- y se debe aprovechar. Ya que están puestos los tambos (vaya usted a saber de donde salieron tantos) la lluvia comienza y un nuevo ruido llena el lugar. Es el agua que choca contra todo al caer y produce una melodía perfecta para aquellos que gustan escuchar.

Pasan los minutos y la lluvia se vuelve más intensa. Al estar acostumbrados al clima cálido, una bajada de temperatura se disfruta sobremanera. Es momento de refugiarse un poco más. Al entrar al cuarto me encuentro con el gato nuevamente, pues seguro se le ocurrió la misma idea y buscó un espacio seco para lamerse los coquitos.

Entre el ruido de la lluvia y el ensimismamiento con el gato, no alcanzo a distinguir quien dijo algo sobre un atole caliente. Con el clima asi, ¡no sería mala idea!, sin embargo antes de aventurarme a la cocina a ver lo del atole, es mejor terminar con esta entrada. Con la lluvia tiende a irse la luz en la colonia y no sea que me vaya a quedar a medias.

Que deliciosos son los días de lluvia, ¿no? Hay que ser agradecidos si tenemos un techo para refugiarnos, una familia para compartir, un gato para acariciar y un atolito caliente para tomar.

 

24 julio 2020

Sigue al conejo negro


El otro día mientras aproveche una salida del hogar para hacer varios trámites, me dispuse a buscar un avión a escala (si, los colecciono). Tocaba el turno de un modelo F-14 edición Vandi One (Black Bunny para los cuates)

Legué al puesto de revistas donde usualmente lo compro y para mi suerte al señor ya se le habían agotado. Me dispuse a hacer otros asuntos y después pasar a otro puesto de revistas a probar suerte.

“No joven, ya se lo llevaron” fue la respuesta del voceador. Llegando a este punto ya comenzaba a preocuparme pues aparentemente era un modelo solicitado y corría el riesgo de no encontrarlo.

En un intento de dar con el avión a como diera lugar, me aventuré a ir mas al centro de la ciudad, donde hay un puesto de revistas usualmente muy surtido. Llegue y ¡oh sorpresa! Ya no tenían ese modelo. Sin embargo el señor en un movimiento de ventas muy profesional me dijo: “si me espera, ahoritita [sic] se lo consigo”

Durante no más de cinco minutos, el señor estuvo haciendo muchas llamadas y yo esperé pacientemente. Pasado ese tiempo llego una joven muy agitada (su hija, supe después) con el solicitado modelo. Tras una revisión exhaustiva superficialmente, pague por él.

Entre la plática salió que el señor estaba muy al tanto de la colección y que sus clientes le pedían de dos o más modelos. Y aquel que me llevé, estaba apartado pero él se encargaría de resarcirlo. 

Ser coleccionista no es un pasatiempo económico, pero sí muy entretenido. Desde intentar conseguir los modelos, abrirlos (algunos) y exhibirlos para admirarlos. Todo el proceso se vuelve adictivo y cuando menos te lo esperas pasas de “solo quiero uno” a decir “¿cuando sale el siguiente modelo?

¿Ustedes coleccionan algo? Let me know!

18 julio 2020

Work, work, work!

El otro día casi por casualidad, escuche el siguiente comentario:

"quien como tú que estás en tu casa y no'mas te conectas a dar la clase"

Mi atención se fijó en el comentario y mi mente comenzó a divagar. Ante la actual situación, personal de medicina, intendencia o cuyas labores sean indispensables para que la vida siga su curso han tenido que salir y enfrentar este mundo que parece sacado de película post apocalíptica. El resto de los mortales nos hemos quedado en casa en un intento de detener (disminuir) los contagios.

Es verdad que mi labor docente puede ser llevada a cabo desde casa, quizá no en la misma manera pero claro, hay que adaptarse. Sin embargo eso no implica que no haya trabajo por hacer. Hay tanto material por adaptar, planear nuevas actividades, establecer espacios adecuados para las video llamadas, etc. ¡claro que hay trabajo!

Quizá el comentario no llevaba mala intención (siento que no) pero me provoco curiosidad el saber un punto de vista externo. ¿Será que asi nos percibe la mayoría? Who knows? Cuando gusten nos echamos una platicada virtual y dialogamos sobre estos puntos de vista; mientras tanto, a seguir preparando clase…
PD. por si quieren ahondar en el tema. click here!

 

29 junio 2020

Back to... ¿normality?


El otro día mientras veía noticias en Facebook, salto una publicación que anunciaba el regreso a actividades el día 1 de Julio (en el estado de Guerrero). Se habla de un regreso paulatino por supuesto con el fin de hacer una reactivación de la economía local.

Por más bonita que suene la idea, en realidad puede traer otro tipo de consecuencias. Si es cierto que en muchos aspectos es necesario que ya se pueda trabajar y volver a ciertas actividades, cabe recordar que el virus sigue latente y aun no se tiene cura. Es de cuidado sembrar la idea de “ya acabo la pandemia” pues se pueden relajar las medidas básicas de higiene que hasta el momento se han adoptado.

Si tú lector, tienes que salir a trabajar y eres parte de la fuerza laboral que mueve la economía, te insto a que no bajes la guardia ni dejes de cuidarte a ti y a todos mediante las acciones básicas como uso de cubre bocas, lavado de manos y distanciamiento social.

Esta entrada podrá sonar a comercial gubernamental, sin embargo en esta situación todos estamos conectados directa o indirectamente. 

¡Cuidate!

19 junio 2020

Tienes 10 en el examen


El otro día, me encontraba revisando exámenes que los alumnos hicieron a través de Google Forms. La practicidad de la aplicación permite que el examen “se califique solo” y me ahorra tiempo. En eso me dije ¡ah que bonito es hacer exámenes en línea!


Sin embargo a la hora de calificar sucedió algo interesante; todas las calificaciones rondaban por encima del ocho (sobre diez) había errores mínimos y el vocabulario empleado por los alumnos  era algo que jamás habían mostrado en clase. Intenté pensar que por fin se habían puesto las pilas y estaban estudiando al doble (triple) para obtener dichos resultados.


¡ja ja ja!


Esta entrada es para ti alumno, que durante tus evaluaciones prefieres copiar, para ti que tienes tu grupo de WhatsApp abierto para compartir respuestas, para ti que te consideras “chingón” por hacer todo esto. No eres más que la mediocridad cultural representada en un (supuesto) alumno universitario.

Mira que hay que carecer de visión para pasar los primeros niveles de una materia seriada a través de engaños. ¿Qué pasara el siguiente nivel? Llegará el momento de aplicar los conocimientos básicos que (¡oh sorpresa!) no tienes.


Ok seamos prácticos y hagamos un análisis, ¿es que acaso nunca has copiado en un examen? Se preguntaran algunos. Quizá como muchas cosas en la vida, somos producto de nuestras experiencias, es posible si, vivir la experiencia de hacer trampa y copiar en algún examen, pero de eso a tener el cinismo de  hacerlo en todos los demás, o incluso hacer mofa de eso en redes sociales ya cae en lo absurdo.


Sé que hoy a tus 19 o 20 años aun no tienes la madurez de valorar tus conocimientos por encima de un calificación (podemos hablar del sistema educativo en otra entrada) pero créeme que llegara el momento en el que lo necesites. Y espero tu habilidad de copiar te pueda salvar en ese momento, espero también que tus acciones no afecten a otras personas si llega el momento de ejercer tu profesión.


¡Ah! y solo para finalizar, felicidades alumno, tienes 10 en el examen.

20 mayo 2020

El dia de la marmota


El otro día mientras cavilaba sobre el inexorable avanzar del tiempo, alguien en mi familia pregunto: ¿Qué día es hoy? El nombre del día de la semana salto en mi mente de manera automática pero la fecha, tardo un poquito más en llegar. Y es que en cuarentena (o no sé cuántos días ya llevamos) las cosas se pueden poner algo rutinarias.


Te despiertas, desayunas, haces algún quehacer, das vueltas por la casa, comes, das más vueltas por la casa, te acuestas, no puedes dormir y te desvelas. Al otro día, te despiertas más tarde, desayunas, haces algún quehacer, das vueltas por la casa, comes, das aún más vueltas, llega la noche y no puedes dormir asi que te desvelas y al otro día… bueno ya entendieron el punto.


Todo esto me hace recordar una película de los noventas llamada “Groundhog day” (hechizo en el tiempo según el título en español) en el cual por algún extraño motivo, el personaje principal vivía el mismo día una y otra vez.
Al despertar los eventos ocurrían en el mismo orden y de la misma manera que “el día anterior”. Eventualmente (en un acto de aceptación bastante loable) nuestro personaje comienza a hacer variaciones en su rutina, al ya saber el orden de los eventos, juega de tal modo que puede cometer crímenes, adelantarse a los hechos, enamorar a una persona, hacer predicciones, etc.


Lamentablemente nuestro caso  no es el mismo, sin embargo por nuestras limitadas actividades, eso parece.  No obstante, es rescatable lo hecho en la película; hagan de sus jornadas algo destino, propongan actividades nuevas que puedan realizar sin tanto esfuerzo.


Anda circulando en redes un meme que dice que aproveches esta pandemia para leer un libro, aprender un idioma, descubrir una vacuna, lograr la paz mundial (palabras más o palabras menos) sin embargo podemos limitarnos a acciones cotidianas un tanto más sencillas y accesibles para el gusto de cada persona.


Asi que si el día de mañana al abrir los ojos y revisar el celular sientes que estás viviendo lo mismo otra vez, recuerda que no estás en el día de la marmota, asi que tú decides como quieres variar tus actividades cotidianas.