El otro día, mientras caminaba alegremente por las calles
del centro de la ciudad, note algo curioso en prácticamente todos los puestos
ambulantes que veía: estaban llenos de máscaras horripilantes. (Había una de
Elba Esther, ¡imagínense!) Todo en relación a dos fechas que parecen ir de la
mano, es decir, Halloween y día de muertos.
Lo que estas mascaras pretenden es causar miedo a quien las
vea. Se considera que mientras más espantoso sea algo, mas temor nos causara,
sin embargo… ¿es eso del todo cierto?
Después de todo, el temor que algo horripilante nos causa
parece ser temporal, incluso casi instantáneo. Lo más terrible, en ocasiones,
es aquello que no esperamos que lo sea. Cuando menos preparados estamos para
sentir miedo es cuando más vulnerables nos volvemos. Es de ahí donde surge otra
manera de hacernos sufrir… con terror psicológico
Sufrimos en mayor medida con aquello que, en teoría, debería
producirnos un bien; más que aquello que nos prepara mentalmente desde el
inicio para ser algo de temer.
Muy adecuados a la fecha, hagan un análisis de aquellas
cosas que les producen miedos instantáneos y aquello que les causa pánico. Quizá
los resultados los puedan sorprender…

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