20 noviembre 2013

Tatuajes



El otro día, mientras estaba en mood de bar, escuchando a Joan Sebastian con su tan popular canción “tatuajes”, me pregunte a mí mismo: "mi mismo ¿hemos escrito algo sobre tatuajes en el blog?” Me dio algo de flojera revisar todas las entradas así que decidí hacerlo de cualquier forma.

La  canción nos habla sobre recordar a un amor de tal manera que sus besos se quedaron “grabados” en su cuerpo; y es esa la idea de un tatuaje, algo que portas en el cuerpo con orgullo y significado.

Desde hace un tiempo he notado que a muchos les ha dado el tatuarse por moda, y me pregunto ¿tatuarse es moda? No hablaremos de todos los tipos de tatuajes que hay o el motivo para hacérselos (como las bandas que se tatúan símbolos para identificarse o hasta marcas de cada asesinato cometido) pero hablaremos de la esencia de un tatuaje que es, a mi parecer, el llevar en la piel un recuerdo de algo sumamente importante para su portador.

En ese sentido, los más comunes son tatuarse a algún miembro de la familia (en imagen o letra). Pero ¿qué pasa cuando el tatuarse deja de ser algo importante, para convertirse en un modo de aceptación social? En recientes días he visto tatuajes con simbolismos aparentemente inexistentes (no quiero decir que no lo tengan en absoluto) o incluso tatuajes “pre-fabricados” que todo el mundo carga “porque está de moda”. Claro que ahora contamos con la opción de tatuarse con hena, lo que hace que en unos cuantos días se borre, pero a los que se tatúan de manera permanente, hagan conciencia sobre lo que quieren, donde lo quieren y por qué lo quieren.

No pretendo decir con esto que el tatuarse algo en el cuerpo sea “malo”; la idea me parece loable, en algunas culturas las marcas o tatuajes en el cuerpo simbolizan madurez o fuerza. Pero si creo que debería hacerse de manera responsable y consiente.

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